20. Sabotage

estrello el bate contra el vidrio del auto y rio: aullo a la noche. Truman me mira con su cigarro colgando del labio inferior y puedo sentir cenizas en mis pulmones de las ganas tan grande que me dan de besarlo. sirenas cantan en la distancia y ojos rojos parpadean en las puntas de los rascacielos viendo los pecados de las ovejas desde lejos.

-Tenemos que irnos antes de que llegue la policia- dice Truman, yo mando a volar un espejo retrovisor: home run.

las sirenas se acercan con sus cantos embrujantes, somos piratas con un botín en nuestras almas. corremos mano en mano y Truman me empuja contra una pared para ocultarnos; el bate rueda por el suelo, lejos de nuestros pies. plonplinplín

-Jess, has silencio- Truman murmura rápidamente entrando en pánico.

nuestra respiración y nuestros latidos son más notables que las canciones míticas, hemos huido de las aguas saladas. el aire frío nos golpea con sorpresa cuando ha pasado la emoción, vapor sale de mi boca en cortos espasmos y en la distancia escucho una risa que se parece mucho a la mía.

19. Noche

el volkswagen traqueteaba por calles a medio pavimentar con Tom Yorke balbuceando de fondo. los ojos de Manuel lucían enorme tras los gruesos cristales de sus gafas y yo asentía efusivamente.

"Tienes que escuchar este disco, es impresionante. Mira, esta canción," dice Manuel mientras mira de reojo la via y manipula los controles del reproductor de música. la melodía cambia por una más errática, "¡esta tardaron un año en grabarla, imaginate eso!" su emoción es contagiosa, pero su pasión no: asiento un poco más.

"Oye, oye, ¿esa no es Erica?" interrumpe Jesús sin siquiera importarle lo que digo, nunca le importa, "Dale la cola Manuel, que está bien buena."

Manuel me mira con preocupación en el rostro y estaciona su cacharro junto a la acera. "Se la doy, pero no te pongas con chistes de esos que yo tengo una sola mujer en mi vida." yo rio de buena gana: no soy yo, pero sé que es cierto. hablamos de otras tonterías mientras esperamos. la noche se estira para los caminantes solitarios que deambulan por nuestros alrededores.

18. Jake Mate

La reina de occidente avanza. Se mueve entre los peones y los caballos, baila con gracia (desgraciadamente) entre los diamantes oscuros e iluminados del salón. Desenvaina su espada rápidamente, no la ves. Cabezas ruedan por el suelo. El rey de occidente observa desde lejos. El rey de oriente cierra los ojos, negros los cabellos y los ojos. Los brazos, las piernas, las cabezas en el suelo. Es un festín negro de terror, eslabones rotos por la reina de hielo del occidente, sus manos resplandecen como su espada.

El rey de oriente tiembla mientras se aparta hacia un lado, la reina de oriente empuña su espada, larga y negra como una serpiente empalada que quiere envenenar. La reina de occidente sonríe, sus dientes blancos como su tez, una torre es destrozada y los ladrillos vuelan por los aires como cenizas esparcidas por un campo de batalla. Los peones, blancos colmillos de lobo salvaje, se ciñen sobre los caballos enemigos. El rey de occidente grita de júbilo cuando la reina de occidente envaina nuevamente su espada, todo ha terminado. La cabeza negra del rey de oriente rueda por el suelo con los ojos negros abiertos de la sorpresa.